lunes, 14 de enero de 2013

Maquiavelo y su lección de Historia universal



Por Jorge Burgos García

13-11-07


Las ideas expuestas por Nicolás Maquiavelo en El príncipe, son inobjetablemente la base del pensamiento político moderno. Aunque esta indiscutida afirmación que han expresado todos los analistas políticos e intelectuales en general –y que desde luego la revalidamos cada uno de quienes pasamos a engrosar la larga lista de estudiosos del pensamiento de este funcionario florentino- es una verdad a medias, está incompleta...sería mucho más certero decir que:¡En realidad Maquiavelo describe los rasgos esenciales que han caracterizado, caracterizan y continuarán caracterizando a los gobernantes de todos los tiempos!

Su genio radica en plasmar en el papel -en medio de la inspiradora y convulsionada época renacentista- lo que han hecho y continuarán ejerciendo los dirigentes políticos a lo largo y ancho de la geografía e historia universal, independientemente del sistema político que adopten (esto último es a mi juicio lo más interesante). ¿No me lo creen? ...Lean a continuación la siguiente cita tomada de uno de sus escritos para que comprendan suficientemente la idea:

”Suelen afirmar los hombres prudentes y no por capricho ni sin motivo, que quien desee saber lo que ha de venir, considere lo que ha pasado; ya que todas las cosas de este mundo, en todos los tiempos, se asemejan a las que han ocurrido antes. Ocurre así, porque siendo ellas obras de hombres que tienen y han tenido, siempre las mismas pasiones, necesariamente han de producir los mismos efectos”

Solo resta explicitar la conclusión evidente que subyace en esas proféticas palabras: es la Historia, mas que el estudio de doctrinas políticas, la gran fuente de inspiración de Maquiavelo, en verdad, no inventó nada nuevo, simplemente describió de manera sistemática y a su estilo, la didáctica de la política.

En este orden de ideas, la vigencia de Maquiavelo es tan grande y permanente que cualquier político profesional de nuestro tiempo sabe que es mejor recurrir a la astucia antes que a la fuerza y que más que esclavo de sus palabras debe ser esclavo de su conveniencia. Y podría citar de ejemplo a cualquier mandatario internacional, sea Bush, Blair, Rodríguez Zapatero, Calderón, Correa, Uribe o Chávez entre otros. En especial, estos 2 últimos llaman la atención, pues cualquier desprevenido no vería a simple vista ninguna afinidad política entre este par de “duros”, pues ideológicamente parecen ser agua y aceite, sus formas de gobernar difieren notablemente, pero una vez más, Maquiavelo se lleva los méritos: aunque sean diametralmente opuestos en su pensamiento político, su forma de actuar en las movedizas y tempestuosas aguas de la política es la misma... tienen claras las ideas sustentadas en El príncipe. Sin embargo, por razones eminentemente “cuantitativas” (quiero decir: de extensión de este escrito) me enfocaré en el análisis del modus operandi del teniente coronel Hugo Chávez, a la luz de los planteamientos teóricos del mal llamado maquiavelismo, en especial, los recursos que emplean los príncipes para obtener y mantener el poder. (¿Chávez príncipe?...tal vez, quizá si hubiera sido en vidas pasadas uno de los hijos de Lorenzo el magnífico, ¿pudo ser? No lo creo)

Cuenta la historia que por allá a comienzos de los noventa, Chávez intentó llegar a través de un golpe de estado al poder, sin duda, hizo alarde de mucha virtú, pero poca prudencia...luego de resolver los problemas judiciales que le acarreó aquella osada maniobra, parece que aprendió la lección de aquella amarga experiencia: no hace falta la fuerza para llegar a ser inquilino temporal de la casa presidencial venezolana.

Transcurrió el tiempo y el despilfarro y la corrupción reinante en la Venezuela de fines de los noventa, lo encumbró -a fuerza de emplear un discurso populista y con altas dosis de emotividad- como la opción que tenía la sociedad patriota para cambiar de rumbo a la nación, y como es bien sabido, pudo acceder al poder democráticamente y ser desde entonces (1998) el gobernante -¿absolutista?- de su amada república bolivariana de Venezuela. Ahora si, consiguió ese primer objetivo, solo cuando a su innegable Virtú, le agregó unas pócimas de prudencia. (Esto es, no intentando otro alocado golpe militar, sino canalizando el resentimiento del populacho debido a los decepcionantes logros en materia económica y social propiciados por las fuerzas políticas tradicionales del país en décadas de permanencia en el palacio de Miraflóres).

Desde luego ese azaroso recurso externo del que habla Maquiavelo, la Fortuna, empezó asomar en el destino del teniente coronel, la “infortunadas” administraciones que le precedieron en lustros anteriores. Sin embargo, vale acotar otro innegable hecho afortunado en el camino de Chávez, la longevidad del viejo –pero aún temerario- Fidel Castro, sin duda su superhéroe; los consejos de aquel viejo Zorro, le han servido mucho, por colocar un solo ejemplo: el impulso masivo de las controvertidas misiones desde el año 2003, fue un factor determinante en la recuperación de la popularidad de Chávez que se había visto disminuida ostensiblemente en 2001 y 2002. Y por supuesto, añadir el premio mayor que le ha otorgado su majestad la fortuna: los elevadísimos precios del petróleo en los mercados internacionales que le tienen los bolsillos repletos, y le dan la suficiente confianza para lanzarse una y otra vez de manera audaz, a invertir en múltiples escenarios del contexto latinoamericano -incluyendo Colombia- convencido de que el sueño bolivariano es posible, y en consecuencia, es posible depender cada día menos del “imperio del norte”...

Y en cuanto a los recursos coyunturales de los que habla El príncipe, las evidencias abundan en cuanto se refiere al gobernante venezolano, lo más reciente ha sido el cierre de un canal histórico del vecino país, lo cual es un manifiesto ejemplo de su mala fe, crueldad y empleo INNECESARIO de la fuerza. Pero hay mucho más, sus largos discursos semanales son una clara muestra de lo que Maquiavelo describe textualmente de esta forma:

“generalmente los hombres juzgan más por los ojos que por los demás sentidos. Y pudiendo ver todos, pocos comprenden bien lo que ven. Todos verán lo que aparentas, pocos sabrás lo que eres, y estos pocos no se atreverán a ponerse en contra de la inmensa mayoría”

Bueno, algunos pocos si se han atrevido, se atreven y se seguirán atreviendo, como ha ocurrido a lo largo de medio siglo en Cuba y ha estado ocurriendo en la última década en Venezuela y el premio a sus actos irreverentes ha sido: el exilio, la cárcel, el escarnio público, la tortura e incluso la muerte...entre otras formas de acallar a quienes se oponen a los designios del Príncipe...

¿Qué justifica este accionar de los poderosos de toda la historia?
Lo justifica en parte, tratando de ponerme desde la óptica de quienes detentan el poder, la lógica aquella que expresó en estos términos el gran escritor alemán Goethe: “prefiero la injusticia al desorden” ... y al que no le parezca... -agregaría a título personal- que se atenga a las consecuencias. Es esa la lección de Historia universal que entendió a la perfección Maquiavelo y que simplemente esbozó en su obra y de paso, lo inmortalizó por los siglos de los siglos...

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