jueves, 13 de julio de 2023

El Cáucaso: una encrucijada de influencias

 Este espléndido reportaje del canal francés ARTE.tv Documentales, publicado en enero de 2022, desvela la importancia de esta semidesconocida región situada en la frontera entre Europa y Asia, enclavada entre los mares Negro y Caspio. En materia geopolítica, el Cáucaso se asocia de inmediato con la guerra en Chechenia (sur de Rusia) o la del Alto Karabaj (Azerbaiyán) y los florecientes yacimientos de petróleo y gas del Mar Caspio especialmente.

En los últimos 100 años, su destino y conflictividad recurrente se deriva de la proyección de Rusia en esta región. Tras la disolución de la Unión Soviética a principios de los 90, llega a su fin el aislamiento al que estuvo sometida y renacen las múltiples identidades nacionales/étnicas, que se han visto constreñidas a hacer frente o alinearse, según sus circunstancias peculiares, a los intereses geopolíticos de las 3 potencias autocráticas que les circundan: Rusia, Turquía e Irán.

El Cáucaso es, desde una perspectiva geográfica, un extenso macizo montañoso, formado por dos cadenas principales: al sur, el Cáucaso menor y al norte, el Gran Cáucaso, de unos 1200 km de longitud, que separa al Mar Negro del Caspio. La parte septentrional del Gran Cáucaso (El Cáucaso ruso), corresponde al sur de Rusia, dividida entre 10 provincias, 8 de las cuales tienen un relativo estatus de autonomía (oficialmente llamadas Repúblicas, entre las que sobresale Chechenia). La parte meridional del Gran Cáucaso, es Transcaucacia, integrada actualmente por 3 países, Georgia, Armenia y Azerbaiyán. La diversidad étnica presente en esta zona es atribuida a la interacción y dominio histórico alternado en lás últimas centurias de los imperios persa, otomano y ruso. A manera de ilustración, no menos del 80% de los habitantes de las Repúblicas del Cáucaso ruso son musulmanes sunníes (por influencia otomana). Entre tanto, la mayoría de los azeríes, son musulmanes chiitas (por influencia iraní) pero hablan turco. Por contraste, la mayoría de los georgianos y armenios son cristianos ortodoxos (aunque estos últimos se clasifiquen como ortodoxos orientales).

En lo referente, a los conflictos que abruman la región, como los que ha afrontado Georgia al interior de sus fronteras con las regiones autónomas de de Osetia del Sur, Abjasia y Ayaria, o el que indispone a Armenia y Azerbaiyán por la región del Alto Karabaj, hunden sus raíces en la dominación que fijó Rusia desde 1921en el Cáucaso menor, tras lo cual, no tardó en fundar la República socialista de Transcaucacia (1922). El entonces comisario de nacionalidades, Iosif Stalin (de origen georgiano), decidió dividirlas en 3 las repúblicas mencionadas en el párrafo anterior. Además de ello, consagró que las regiones de Najichevan (ubicada en el suroeste de Armenia, lejos de la frontera con Azerbaiyán) y Alto Karabaj (de mayoría armenia), quedaran bajo soberanía azerí. De igual manera, dictaminó la autonomía de las 3 regiones georgianas a las que se hizo mención al inicio de este párrafo.

El acercamiento diplomático de Georgia a Europa, tras el derrocamiento en 2004 del dictador prorruso, Eduard Shevardnadze, suscitó los recelos de la Rusia de Putin, que no vaciló en agosto de 2008, con una intervención militar en Osetia del Sur, de tratar de amedrantar al gobierno proeuropeo de Mijeíl Saakashvili. Por su parte, Armenia, ha tomado partido por Rusia, país del que fluye 90% de la energía que consume el país y al que ha proporcionado una amplia base militar, con el fin de asegurar su apoyo en el intermitente y explosivo conflicto que sostiene con Azerbaiyán por la soberanía del Alto Karabaj.

Entre tanto, la Turquía de Erdogán, como los gobiernos que le han precedido, sigue negándose a reconocer el genocidio armenio que se perpetró en el decurso de la 1ª guerra mundial y respalda de manera incondicional a Azerbaiyán en su disputa contra Armenia, que se ha reactivado en los últimos años, con saldo a favor de los azeríes que han ido recuperando territorios del Alto Karabaj en medio de violaciones a los Derechos humanos de parte de los 2 contrincantes. No obstante, La Unión Europea rehúsa tomar medidas enérgicas en contra de Azerbaiyán en particular, toda vez que la coyuntura de la guerra en Ucrania, ha propiciado que el gas azerí, que fluye a través de Turquía, haya incrementado su volumen y frecuencia con destino a Europa y ello importa más que la defensa de los principios democráticos.

 

 

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